Ensayo al cuadrado

Foto:  Marina Mangieri


La poesía es solo nostalgia de tristeza indecible, límite entre la angustia del silencio prematuro y anterior, y la posibilidad de clavar en la nada, ciertas resonancias (elegidas finamente: afinadas) que vocalicen la espera de la muerte. Cánticos y plegarias antinaturales. Una especie de elipsis del desarrollo de la carne, de puesta entre paréntesis de la vida y el tiempo. Creación de un mundo paralelo que gotea ruido de la herida. Aceptación final y primitiva. Retumbe, redoblante sonoro perforador de tímpano grave. Alarma de vida, despertador. Posible estallido atómico. Pasaje entre estados: dormido-despierto. Tarea: hacer del poema un canto alegre de crítica sin caer en pedido, una oda de danza a la vida del amor sin caer en lugares viciados, desafectados. Buscar los instantes previos al desmayo o al orgasmo y sostenerlos en el tiempo.
¿Alejarme de qué?
Del ensayo por enroscado modo de yacer contemporáneo, por siempre actual obligatorio pensamiento abierto. Por modo en sí. Por forma de las formas deformada. Porque sí: porque ensayo en capricho. Porque ensayar es vivir en ensayo, sin poder marcar la diferencia entre el ensayo y la presentación oficial.  Porque de oficio no se ensaya, se vive oficialmente. Y porque, finalmente, hay cierta frivolidad en la lucha intelectual que ya no dice alma ni te quiero.
De la poesía por triste e imposible. Por no poder ni querer nunca llegar a ser poeta. ¿Qué es hoy un poeta? Quien todavía intenta hablar desde el corazón, quien ya entendió [quien siempre supo] que existe un modo de comunicación humano que excede la humana comunicación. Quien está, hoy, entrelíneas, conectando diversos órdenes de cosas: quien no teme conversar con objetos, enamorarse de animales salvajes o entablar relaciones de familia con vegetales. Quien dice como predicación del decir. Quien finalmente vive como un modo de deseo de vivir. Poeta como el religioso de un mundo sin religión. Como el religador. Como pura conexión. Quien vive al límite de la cornisa energética: electrocutado o apagado. Quien siempre va, alejado. Quien dice sí: confío ciegamente en entregarme desnudo en cuerpo y alma al ser más vil, siniestro y peligroso de este mundo. Quien pretende convertirse en alimento conversor de resentimiento. Quien cree solo en creer, sin creer en nada.  Quien profesa la vida como una especie de ensayo. Quien a veces solo marca la coreografía, o intenta, improvisar un movimiento en pleno éxtasis de inseguridad vital.
¿Poeta hoy? ¿Escritor de qué?
Solo como baile de risas, como festejo perplejo e inconcluso para decir un sí eterno y permanente a la vida temporal y finita. Para ser contradicho en el mundo. A favor del mundo, en contra de nada. Sí incluso a sí. Solo como querella de muerte, como aluvión de vivir. Solo para estar acá de un modo más divertido. Solo porque me conviene modularme entre las hojas y calarme con algunas frases mi viento humano. Mi aliento animal – acaso su cobertura exterior, su llama orgánica encendida- solo pretende de vez en cuando bailar para ser acariciada, tocada como un tambor, ser mujer percusionada, modelada por las voces de los ruegos de felicidad. Y estar en conexión permanente con la tarea del existir conciente y coherente de la tarea de existir. Y si ya que estamos una vez, y no todos estamos bien una vez; los que estamos bien una vez, solo debiéramos decir que todos debiéramos estar bien porque estamos una sola vez. Y si perdes un poco el estar bien por recordar que todos debiéramos estar bien, está bien , aunque yo no te crea. ¿A vos te crea?¿A mi? yo que sé...

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