I Ching
Seis años de proceso
1
– Lo creativo (2008-2009)
Fotógrafa profesional: Florencia Jaworowski |
Se
trató del qué, después del quién, ahora del cómo. No quién soy (no soy quién),
que fue el principio; sino cómo soy, que será el porvenir. Seré
quien haya hecho lo que Florencia hizo. Hasta ahora soy solo sus maniobras, el
resultado de sus juegos, sus yoes convividos.
Soy
la grave, la alegre, la de hoy. Soy linda sobre todo y primero. Flaca, rubia y
llamativa. Con el estilo de una soberbia genética, performada adrede. De una
fortaleza inigualable. De una sensualidad excesiva y obsesiva. Abundante,
sobresaliente. Aquella que se ubica perfectamente en cualquier agujero. La que
cabe, coincide, la natural artificiada. La artificial naturada. Bailarina.
Triunfadora y comilona. Aquella que se muestra, que quiere que la miren. La que
se caga en el mundo porque tiene el culo muy arriba y la cabeza muy abajo. La
invertida entonces. La que cierra los ojos y no hace autocrítica. Soy la que
penetra. Soy sobre todo la de la mirada. La que mira, entra, inhibe, avergüenza,
desarma y recrea. La que sostiene todo mi yo. La forma enemiga. La que no se
equivoca, la que dirigió. La que veo en el espejo, la contenta. La que amo y
aman. La que se siente parte de ellos y lo es. Soy la que miente, la que
exagera y miente; la que roba, la que esconde y gana siempre discutiendo. La retórica
encarnada. La cerrada más abierta. Soy la verdad invaginada sin moral. La mala, la
perversa, la que corrompe y lastima. La del escudo de carne. La que los débiles
no soportan, la que las niñas idolatran, la que los perversos quisieran
adiestrar, la que ocasionó problemas. La que quiere ser más flaca, más
alta, y rubia todavía. La que no lo admite. La que quiere dinero, la que
prefiere ser hombre. La que da consejos verdaderos, la que recompone egos extranjeros. Soy la máscara de mí.
La que salva y no se hace cargo de ella misma. La elongada, la zafada. A la que
le sobran adjetivos y por eso los regala. La lesbiana que aman los hombres, la
ninfómana que aman las mujeres. La que
ríe. La que entiende a Nietzsche y a Deleuze como sus analistas personales. La
que tiene como única obsesión la libertad. Una loca cree en sí misma. Un yo
que puede lo que quiere, y dice lo que piensa y habla como escribo. La que te
está cambiando de color en este momento. La que ya te clavó la cola. La puta,
la mala, la rica, la niña, la filósofa, la bailarina, la diplomática, la dueña,
la reina, la hermana, la amiga, la hija, la amante, la señora. La que entiende
su soberbia como positiva, su don como ejemplo, su vida como un libro infinito
que sostiene, justifica y no produce. La que se explica a sí misma por sus
vivencias, experiencias, carencias, virtudes, agenciamientos y sentimientos. La
que en el fondo puede sostenerse porque tiene otro yo y una luna que rige en su
carta natal. La que por eso es doble. La que se pregunta ¿cómo
estoy? ¿cómo estuve? Y se responde con la seguridad de apostar a otra pregunta.
La que deviene sin límites, la que ama sin condiciones. La que afirma: sí,
valgo una vida.
Valgo
porque me modulo. Y no podría sino saltar sobre mí para valerme y valorarme. Estoy perdida. Yo
como modo de tu sustancia, como efecto de una apertura en mí, de una grieta en
mi ser recubierta por mí misma. Soy un queloide de persona.
2
– Lo receptivo (2010-2011)
Fotógrafa profesional: Florencia Jaworowski |
¿Qué
hacer contigo Florencia? ¿Por qué tu llevas mi nombre? ¿Acaso crees que eres lo
más propio de mí misma? Si lo eres, yo lo elijo y soy yo quien dejo que tu lo
seas. Sin embargo, tengo miedo de perder contigo compañera. Eres mi mejor
amiga, mi peor enemiga. Dos unidades que se encuentran al negarme y por eso soy
esencialmente todos ellos.
¿Cómo
eres princesita? ¿Quién te nombra la más buena? La santa pequeñita, la que
llora por cualquiera. No te creas lo que haces, hasta ahora te he ganado.
Perdoname muñequita, no te he respetado. También soy yo lo que tu eres, más
buena, más tranquila. Tengo otras prioridades y siempre tendré debilidades.
Por eso me pregunto, ¿podré alguna vez devenir de otro color?
Me
concebí desde muy pequeña entendiendo situaciones, sufriendo por desgracias ajenas,
por desconocidos y no conocidos. Se me corrió el velo antes de tiempo. Sufrí mucho y no lloré lo suficiente. Soy la
que suele esconderse, la que todavía no cargo en mis brazos. La parte de mí más
vulnerable, mi parte azul. No quiero que me burlen, que me carguen. Tampoco
quiero mostrarme perdedora, frustrada, soñadora. No quiero traicionarme, no
quiero reprimirte.
Yo
quiero ser el mundo. No deseo educarlo, dominarlo, poseerlo; simplemente quiero
serlo. Quiero ser anónimamente el mundo, regalarme, donarme a él. Ser parte de
su tierra. Siento que puedo dar algo. Soy la que siente eso. Que como sé que
puedo tener una vida feliz, debo resignarla y dar vida feliz a otros. Eso es
justamente a lo que me opongo siendo mi otra yo. “Dos caras de la misma moneda”
me dijo un brujo.
Quiero
viajar camino. Donar, ayudar. Convivir con culturas sin concepto de cultura, con
comunidades precarias, lejanas, infinitas, o simplemente acá. Aprender de ellos
no para que me devuelvan una imagen de mí como mi otra yo. Al contrario, para
que me enseñen a sentirme humana, para que no me dejen ser un producto, para que
me enseñen el tiempo de la luna, el amor a dios y el respeto por los muertos.
Quisiera desjerarquizarme, abrir fronteras, romper límites y que mañana muchos
más hagan lo mismo. Pero no te equivoques, no idealizo desde un lugar
posmoderno lo éxotico, lo diferente...simplemente deseo con el alma vivir
modulada por el amor. No por un reflejo, no por mí, no por lo que podría haber
sido yo. Quiero acariciar lo que no tiene textura, mirar lo invisible, escuchar
el silencio, ser parte de los ciclos naturales de la vida, y poder dormir
profundamente por las noches. Quiero pensar de otras maneras. Quiero olvidarme del quiero, del
ego, del yo. Solo intercambio entre medio.
¿Podré
alguna vez proteger a alguien? Vos me haces pensar, me desexcitás, me relajás
la panza. Me querés por sobre todo. Aún cuando te niego, igual me querés. Es el
mejor ejemplo que me doy a mí misma: ser de verdad en la escritura. Se que no
me bastaría mi trabajo a nivel personal, sin embargo, y continúo merodeando
bajo el mismo interrogante de hace años: ¿a escala de qué quiero donarme?
Lo
se y lo se sin caretas. No quiero perderme. No quiero negociarte.
Vamos
a estar juntas toda la vida, vamos a pelear, amarnos y odiarnos. Ganará la más
fuerte, y luego levantará a la más débil para cederle su puesto. Vamos a
convivir las dos juntas, felices como hasta ahora, siendo un uno indiscernible.
Amándote como a mí misma. Sin traiciones, lo juro. No venderé mi alma,
ni trabajaré en lo que no transforme al mundo, no olvidaré mis lágrimas
universales, ni lastimaré mi cuerpo de mujer. Seré yo por siempre y seré
entonces millones de mí misma. Seré miradas y sonrisas, llantos y caricias.
Dormiré en los brazos de quien me ame cada noche, en los brazos que me cuiden.
Seré suya con la luna. Despertaré y seré solo mía. Cada mañana conmigo seré
feliz. Buscaré mi camino. Andaré triste pero feliz por él. Andaré caminando y
miraré el cielo. Crearé espacios y tiempos, tocaré soles y flores, germinaré
almas y niños. Me reflejaré en el agua y no veré a Narciso. Seré quien soy y no
tendré miedo a perder.
3 – La
dificultad inicial (2012-2013)
Fotógrafa profesional: Florencia Jaworowski |
Sorprendida.
Sorprendida de todo. Me sorprendió la vida y yo, me sorprendo con ella. Me
sorprendí de mí. De pronto, aparecieron sorpresas por todos lados. Hoy me
contemplo como quien no puede creer que ha escalado montañas por siglos y ahora
descansa sobre un llano junto a un río, como quien no puede escapar de creer en
sí misma. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¡Cuántos maestros me han ayudado!
No
estoy más sola. Hoy soy alguien más. Y alguien distinto a mí. Amo a un hombre.
Me enamoré perdidamente de la mujer que soy. Como si nunca hubiese dejado de
ser la niña que camina por los bosques suizos de cipreses azules y con las
hadas ella habla. Hoy duermo, como, me río mucho y juego un montón. Hoy siento
que los sueños y los ángeles me guiaron hasta la calma oceánica. Cuido de mí
como cuidan las caricias a los amantes al despertar cada mañana. Estoy alojada
por tribus de pensamientos positivos, por aromas que me acompañan como si la
espalda me hubiese florecido.
Se
abrieron mis ojos y mis 7 chakras se iluminaron haciendo de mí un arcoiris, una
fuente de donación que puedo sostener en la palabra. Hoy me arqueo y ya no
importa si hay algo al revés. Ya no hay voces. Hoy la Voz que me habla es la
universal, es la del silencio. Todo lo que fluye en mí se encamina hacia un
crecimiento permanente, sin necesidad de llegar a ningún lado, aprendiendo a
estar acá, presente presente de presencia verde de verdad verdadera. Siento mi
cuerpo, la danza volvió. Estamos aquí, unidas las mujeres sin escudo. Formamos
la comunidad anónima de la valentía afectiva. Estamos listas para el amor.
Trabajamos duro para fusionar nuestras miradas y conversar sin palabras, para
tocarnos el cuerpo y leernos el alma.
Hace
dos años que mi lucha es dura y éxtasis de agradecimiento. Hace dos años que
digo plegarias en sánscrito y en español, sin comprenderlo, vibro en el
silencio. Me conecto como un avatar con los pies descalzos a la tierra y me
fusiono con mi compañero, mi amante. Mi abrazo sana. Por las noches nos
acostamos y él canta y yo rezo, y juntos respiramos y yo agradezco.
No
sé lo que me depara el día de mañana, pero mi felicidad es firme y subterránea
y me sostiene. Soy yo quien hace volar la cometa de mis sentimientos. Soy yo la
que se lanza de nuevo hacia lo desconocido y hasta lo sutil. Soy la que se
esfuerza por hacer de mi presencia un alivio y una fiesta. Estoy plenamente
incompleta y segura que no se quién soy. No pertenezco simplemente al mundo de
los cielos, estoy en la tierra como lo está el árbol en el bosque: sin sentido
y sin necesidad, pero con la capacidad de accionar como fuego artificial. Mi
don de palabra a corazón abierto, intempestiva. Mi sueño de vanguardia hecho
real. Mi desvanecimiento y mi pérdida diaria. Mi encuentro con Dios.
El
azar y mi búsqueda permanente por devorar el cambio y mutar de color, mi móvil
y mi movimiento de cuerpo inquieto, me han llevado hasta la calle. Hoy entro y
salgo de los espacios, como quien pertenece sólo al movimiento. Hoy creo el
tiempo a mi alrededor y sólo la luna me marca el ritmo. Aleluya! Sigo tan viva
que respiro profundo y la piel se me eriza. Sigo tan viva que sigo aquí.
Qué hermosos mi vida... hermosos los 3...
ResponderEliminar"Por las noches nos acostamos y él canta y yo rezo, y juntos respiramos y yo agradezco."
Yo también agradezco... agradezco haberte conocido y compartir con vos la vida. Te amo.