Momentos de traición y pasión nunca jamás o una sola vez

Klimt


No te recibiré en el aeropuerto de Rennes con un amor -pasajero de Alemania- yo perdida y vos pérdida. Te vas a parar en el medio de la calle, me vas a abofetear hasta que caiga al suelo. Me vas a mirar a los ojos y me vas a decir que te estas muriendo. No volveré a cometer asesinatos con soberbias de miedo.
No te contaré los momentos en que dejé de creer en nuestro amor. No dudaré en volver a hacerlo. Me sabré siempre equivocada. No dejaré de errar. No dejaré de amarte para siempre.
No te culparé por mi tiempo de no aprovechar la vida. No negaré nunca más la vida que pasa por nuestro tiempo cuando no lo aprovechamos. No tendré contracturas en la espalda algún día.
No vacilaré en seguirte, en creer a ciegas y caer con vértigo de muerte al final.
No olvidaré. Nada. No olvidaré. Nada. No recordaré. Nada. No recordaré. Nada.
No dejarás que escape de tus ojos. No me besarás cuando yo no tenga alma que puedas aspirar. No te enajenaré el cuerpo nunca más. No te haré el amor con la cabeza. No me dejarás no soportarlo. Romperás sola la barrera, entrarás en mi cuerpo cada noche. Compartiremos sábanas, amores y llantos.
Matarás al demiurgo que con un cachetazo en el medio de la jeta nos dejó en el limbo.
No. No creeremos en promesas. No. No habrá más ellas. Pactaremos el ya. 
Quiero tus fluídos que me cantaron de carne viva. No quiero moverme con traición. No quiero a tu hermano, ni a tu amiga, ni a los hombres pícaros y malos, ni a la chica con muerte en los ojos, no, no quiero a nadie. Sos vos.
Porque no soy yo. Soy el instante. Mañana no sabrás quién soy. Nos casaremos con la ruleta rusa.
Ni los desplantes en otros continentes, ni tu exhibición excesiva que provoca, ni tus besos actuados en mis labios para calentar a otros. Ni que no me sientas, ni que no me quieras coger, ni quedarme dormida con tanta facilidad. Ni los líos de camas, ni las mentiras con mis ratitos antes de cerrar los ojos.
Sí a tu olor en el cuello, al perfume de gritos en las sábanas de tu cama que se me queda pegado en la piel. Sí a olerme el brazo cuando ya te fuiste, y reconocerte y reconocernos en las sábanas que nos besamos por primera vez. Entre las uñas no se va. 
Sí al intercambio que inventamos, sí a las canciones de Pearl Jam pensando en vos -y vos en mí. Sí a los primeros llamados por télefono, y a los mensajes, y a las cartitas, y a las sorpresas, y a las manualidades, y a los regalitos y a las flores y a los besos.


Creeremos en la fe del amor. Lentamente nos acercaremos al mundo.
Sí voy a filmarte extasiada a contrasol, en una bicicleta roja en Luxemburgo, 2 grados bajo cero, un lago con patos, muchos patos, con una campera rosa y antifaces negros. Tu pelo seguirá volando por el espacio infinito que quede entre tus anteojos y tu mirada. Yo veré el mundo a través de él. Confiaremos en la fuerza del color rosa. Predicaremos no más que vivir.
Sí voy a hacerte el amor cada tarde que me invites a tu departamento, sobre un colchón con plástico en el piso. Sí nos dejaremos llevar por aquel instante que marcó el tiempo todo entero. Sí repetiremos una y mil veces algunas frases.
Sí hablaremos con la edad de habernos sabido solos y abandonados. Titubeando, aprendiendo a balbucear. Sí seré por siempre tu bebé varoncito con talco en el cuerpo y sombrero de cowboy. Si serás mi pequeño niño valiente que anda en skate y me mira de reojo. 
Sí me voy a morir cuando te mueras.

Y leerte con espasmos. Es volverse epiléptica de amor a voz

Comentarios

Entradas populares