A las fuerzas

A las fuerzas sociales que en mis últimos años me invadieron sin permisos

el alma entera a ellas, mis gracias cósmicas

y sencilla, mi aceptación, y responsable

A cada una de las veces que me despertó un sonido técnico

y yo, imperturbable, me fui a trabajar

confiando que ese día, sería uno especial

y seguramente lo fue, por eso, a mí también, gracias por ir

al lenguaje que es la carne

que ya no como, más aún

gracias por ser él mismo mi único afecto y compañero

apartidario y contenedor, fiel sensible hogar de mi desamparo.

A las gemas que recientemente aparecieron en mi vida

como un paisaje inhumano a bordarse a mi cuerpo

A cada una de las que todavía no amo ni conozco sus propiedades, a ellas, gracias.

A cada pequeña situación que me hizo hoy, por primera vez,

querer tener un gato

a mi aprendizaje y mi salto al vacío por mi nuevo deseo felino

a todo lo que tuve que sortear para llegar a amar, gracias por el obstáculo

de la locura que ya no siento más, como propia

pero que extraño tan a menudo como a cada país

que aún no he visitado y sin embargo, también a ellos les agradezco

por dejarme soñar con ir a visitarlos cuando crezca y sea grande

A la palabra borde, su hermana margen, su padre umbral y su estar entre

las sensaciones que me acunaron el alma, cuando temía por el devenir

de mi hueso y mi herida, especiales gracias

a cada desdoblamiento que tuve, tengo y tendré de mi misma

A cada imagen-hija, a cada ser-consuelo, a cada poeta-deseo

que me inspiró un extremo que me hendió un silencio que me produjo

hambre voraz de verdad lenta y movediza, gracias

que me enseñaron  la tolerancia por el cambio permanente

es que yo también, creo, que el amor va y viene

por los agujeros que somos capaces de cavar en nuestros egos

porque el amor ante el vacío, va y viene

como por cada uno de mis versos, sube mis barreras

y nunca se cansa de trabajar. Por eso le agradezco.