Ayer soñé
Que era de día. Yo estaba en algún lugar al aire libre.
Había muchas chicas y chicos. Creo que era el cumpleaños de mi hermano menor.
Veo una chica de unos quince años sentada en el pasto, de costado, en el medio
de una ronda, junto a sus amigas. Mi mamá me pide que la lleve hasta el arroyo.
Cuando me acerco, la chica tenía unos seis años. La tomo de la mano y
comenzamos a caminar. A los pocos pasos la miro, y tenía no más de dos. El pelo
muy cortito y con rulitos, pañales y chupete. Me suelta y comienza a caminar
sola un poco chueca y con las piernas abiertas, como intentando correr hacia el
arroyo. Camino detrás de ella. Tengo miedo que se caiga. La alzo aúpa. Es una
beba hermosa, recién nacida, tiene los ojitos cerrados, está dormida. Camino
entre las rocas, algunas grandes y otras más pequeñas. Intento no caerme. La
sostengo entre mis brazos. Entre las piedras corren hilos de agua cristalina.
Hundo mis pies en el agua. De pronto la niña desaparece. Es de noche. La busco
desesperadamente. La busco entre las piedras desesperadamente. No sé dónde
estoy. Me doy cuenta que estoy buscando un pequeño papel blanco en el piso.
Intento encontrar algo del tamaño de una colilla de cigarrillo. Busco con
desesperación. Ya no veo nada. Llamo a mi mamá. Grito desesperadamente: ¡mamá!.
Estoy tan perdida como esa niña. Es de noche. Yo soy esa colilla de cigarrillo
olvidada entre las piedras.
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