Eva y Adán






PARTE I


Todas las parejas que podrían llegar a construir
un proyecto de vida juntos
llegan a este dilema:
Domingo
¿te la remo o no?

Eva se aburre de estar sola toda la mañana. Medita, come una manzana, pasea por la casa, se tira en el balcón a tomar sol en bombacha y lee
las primeras veinte páginas de un libro que ya leyó
pero que nunca pasó
de la página veinte.
Eva se acerca hasta el cuarto de Adán
Adán duerme
Adán la escucha
Adán piensa: ayer salí con los chicos, me fumé la vida, terminamos borrachos. No quiero levantarme.
Eva se acuesta en la cama, como una gata agazapada, se aproxima a su cuerpo y
lo huele.
Adán se da vuelta y le da
la espalda.
Eva juega con sus dedos.
Juega con sus dedos sobre la espalda de Adán y hace ruidos extraños con la boca.
Hace ruidos extraños con la boca y le dice que son ruidos de animales
que aún no existen.
Le dice que son ruidos de animales que aún no existen y lo enrosca con sus piernas
Lo enrosca con sus piernas y
le besa el cuello.
Eva ruge, maúlla, trina, gorjea, chilla
Adán abre un ojo y sonríe
Adán piensa: ésta mujer está loca
Adán y Eva se dan cuenta
que los espera un día como dios manda
y no
un día a la buena de dios
los espera un día buena onda
un día de esos que te llenan la barrita, como dice el evangelio de San Martín
o un día con tiempo no enjaulado, tiempo de
jugar que es el mejor....
un día de esos donde conspira el universo
para que Eva y Adán vivan una rara sensación de libertad y embriaguez
para que se levanten, recuerden que están vivos y que fueron
creados para amar.
Porque hay que entender que les cuesta DARSE CUENTA
del milagro de la vida
cuando cada cinco días
que se repiten iguales, hay solo dos más tranca
y de esos cuatro pares trancas,
hay solo uno sin planes familiares, musicales, amistades, laborales
entonces, ¿qué le ocurre a las parejas?
Como a Eva y Adán,
solo encuentran tiempo
dos días al mes
para prenderse uno en la cama
un domingo
a la mañana.

PARTE II


Domingo
¿te la remo o no?
De una

De una vez por todas Adán se levanta de la cama
en busca de fuego
Lo enciende, pita y saborea sus flores
Eva ya está nuevamente en el balcón
tomando sol en pelotas
Adán le pasa el fuego
Eva le pide que le pase protector solar
Adán le unta la crema como si estuviese
salando un kilo de vacío
Eva fuma y se ríe
Eva se ahoga
Adán va a buscar agua a la cocina
vuelve al balcón con una guitarra y el Ipod
Eva va a buscar agua a la cocina
vuelve al balcón con un cigarrillo y un anotador
Comentan lo hermosas que están las plantas
las riegan, las miden, planean transplantar el aloe
Eva quiere, a toda costa, que Adán le dedique más tiempo de cuidado a la palmera
Adán le dice que una palmera es un yuyo grandote que crece solo
y que no lo contradiga, que él sabe de palmeras porque sus antepasados
fueron monos
Los dos se ríen y toman agua
De pronto Adán la mira libidinoso
Eva simula no darse cuenta
Adán se sienta a la sombra
apoya sus pies en una silla y comienza a tocar la guitarra
le canta una canción que habla de que se enoja y de las acciones y de darle la mano a lo que viene y de una flor y de un regalo importante
Eva mientras tanto lo mira y le escribe poemas como este en su cuaderno.

El dilema se resolvió solo.
Hay que compartir con la pareja:
un porro
la angustia del domingo
la vergüenza de exponer nuestro arte más sencillo
la apuesta y el deseo de transformar el mundo
en cada acto de amor.

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