Último enro(s)que
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¡Qué duras coordenadas! Prefiero en cambio los colores esfumados tirando a textura espesa, a figuras sin líneas puntuales sobre fondos agua o cielo. “Intercalada sensibilidad disruptiva del orden racional que me parece[1]”. Eso dicen por ahí y yo mucho no entiendo de qué hablan. A mi me suena a que todo es una urdimbre nacional de malos-entendidos. De fácil acceso [receta de cocina]: se organiza el dolor de marginal, se desvían los hilos del tejido y finalmente se hacen agujeros por ahí. Con un punzón, con una bomba, con una ley, con lo que sea. Sin embargo, parece que nadando entre las rasgaduras de la sociedad, uno puede encontrar resquicios de una práctica política que no se hace sola. Batalla colectiva: puede que algún día se [auto]convoque una movilización afectiva: en el campo de artificio donde no hay profundidad ni altura. Donde (se) lucha se hace el amor como se hace la lucha. El amor no puede trascender (más). A menos que el amor se haga virus [grito radical de alegría sobrepasada-futura]. Deseo de “fuerza espasmódica” de una mujer: que el amor se haga virus. Finalmente [de fin ido] me afloraron en la piel los síntomas del destino: se me contrae el útero y puedo desangrarme y enfermar de amor. A mi solo me pasan acontecimientos. Por qué no importa.
Y quisiera que haya una nueva forma de mezcolanza universal, que se aventure una suerte de valentía diaria. A modo de rezo: los individuos han de-venir a la vez solidarios y diferentes. Digo, desde la razón, que reclamar dominios inexistentes coexiste con la idea de pensar lo impensado ¿Y eso dice algo? Nada. No dice nada. Sin embargo “nada es imposible” me escribió hoy a la mañana en la servilleta del café el chico del delivery. Y eso es lo real, y es un misterio inexplicable, y es lo único que me importa que me pase. Eso es trabajar en movimiento, en pasaje, de acá para allá todo el tiempo. Esfuerzo de comunión. ¿Y yo qué quiero? Recuperar la confianza a ciegas. Familiar: como verbo y no de modo – a modo de: “Juan familió con aquella ciudad donde yo no pude”-. Familiar es convivir con amigos capaces de tatuarse en los riñones la intimidad con el mundo. Amigos tan que un plus de goce. Amigos como un quantum de amor. Confiar a ciegas es creer en la materia-luz de mis amigos: Invisibilidad de imagen: cincelarnos los órganos con intensidades y sonreír. Pregunto: ¿Vuelve el alma a estar de moda?
Mutación estructural: nuestra forma condensada ha entrado en un proceso parecido a "derretirse". Y no escribo sentencias oraculares (yo me lastima). ¿Aclaré que todo el asunto del que escribo es invisible? Porque no parece familiar la forma del cuerpo material y denso. Paso a paso se refina, se vuelven los cuerpos “amigos luz”, amigos-miradas, tocaditas de amigos, amigritos, risamigos. A veces caminando misamigos en la calle se sienten muy altos y ligeros como plumas, o pequeños y densos como monos. Otras veces se sienten como si estuvieran montados en un trompo, o corriendo en el ojo de un huracán. A veces mis amigos están atravesando otras dimensiones cuando me los cruzo por la calle y ni me miran.
No soluciona nada entender que: El cambio es energía: que es cambio: que es energía. Porque así seguís al infinito total vos ya estás feliz y sin embargo responsable contradicción con la escritura la que tenés. Como si por un lado estuviese la vida del sentir: del dedicarse a la huerta y al bailecito, a la zambita y así nomás vivirla con el cuerpo y pintar algo. Y por el otro lado la vida del decir: solemne responsabilidad que siempre roza con nazismo porque cualquier cosa que se diga en plural es condena pública seguro. ¿Me parece que exagero? Y es abierto, posible, combinado y colectivo. Lo digo por las dudas, por si se te ocurre pensar que es obvio y lees siempre solito clasificando sin querer con la mirada los anuncios. Y no me enojo: ya te dije que hay materia que siente sin enojo. Eso quisiera poder en realidad: desplegar amor sin retorcer tejido.
[1] “El sujeto en quien es posible esa disrupción del lenguaje corre serios riesgos de caer en la psicosis” = Mentira enclaustrada social, mentira no creativa: risa daimónica. Puedo resingularizar mi experiencia de concebir disruptiva la sensibilidad que me atraviesa, lógicamente.
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